DOMINO Y ALGO MAS (218)

29.02.2012 19:49

 

El Criterio atinente a la “Colaboración que debe existir entre los integrantes de la pareja”, que concebí, diseñé e incluí en mi libro de dominó “Conceptos y Criterios del Dominó por Parejas”, es de fundamental importancia en el Dominó por Parejas.

 

Muchos lo invocan. Pocos lo practican. Es citado frecuentemente para avalar todo tipo de conductas. Tal vez, porque suena bien, porque resulta una muletilla, o por cualquier otra razón. Pero lo cierto es que, en la práctica, en muchas ocasiones, dicho Criterio es mal aplicado, o sencillamente no es aplicado.

 

Sucede como con los buenos deseos. Por lo general, el prójimo está lleno de buenos deseos. Pero, a la hora de concretar los mismos en acciones, no sucede nada, no pasa nada. Es decir, los buenos deseos se agotan en las palabras.

 

En el dominó, tal incongruencia es más que frecuente. Sucede a cada rato. Sobre todo por quienes tienen un bajo nivel de juego, y aspiran (o creen) que a punta de solamente motivaciones y estímulos se logran las victorias. Usan palabras que expresan buenos deseos, pero que, luego en la práctica nada tienen que ver con lo que hacen. A título meramente ilustrativo citamos las palabras de Juan, quien juega en pareja con Carlos, a quien le dice: “Vamos, Carlos, vamos. Vamos a ganar.

 

Vamos a derrotar a los contrarios. Vamos a pulverizarlos. Vamos…” Y resulta que en el transcurso de la primera partida, entre otras extravagancias, Juan ejecuta cuatro “trancas”, y pierde las cuatro…

 

Los buenos deseos que se agotan en las palabras, caen en el vació, en la nada, en la contradicción, cuando no son sustentadas por las acciones que corresponden.

 

El Criterio atinente a la “Colaboración que debe existir entre los integrantes de la pareja” implica forzosamente qué el término “colaboración” sea uniformemente comprendido. Esto es, para comenzar es necesario recordar que el dominó es un juego de conocimiento, y como tal, requiere de información, buena, veraz y oportuna, y que se ha de transmitir necesaria y obligatoriamente en forma lícita. Así mismo los integrantes de la pareja deben conocer, comprender y aplicar la Doctrina del juego, en todas sus fases, instancias e incidencias. La conducta de los jugadores no depende, ni debe depender del estado la luna, si está en menguante o en creciente, ni de los vientos, ni de la suerte.

 

El dominó no es un ejercicio de magia negra o de adivinación. El dominó tiene una Doctrina, sustentada en la Lógica, que permite diseñar y ejecutar planes y estrategias, en función, entre otras cosas, del conocimiento de la ubicación de las fichas no jugadas, a fin de capturar el máximo de puntos en las “manos” ganadoras y entregar el mínimo en las perdedoras.

 

Las jugadas que tienen por base solamente los buenos deseos, conducen por lo general, a los malos resultados.

 

A continuación veamos un ejemplo de lo que significa actuar de conformidad al Principio aquí referido: Sale Antonio con el 4/4. El segundo jugador, Francisco, “pasa”. El tercer jugador, compañero del salidor coloca el 4/2, y le corresponde jugar al cuarto jugador, compañero de Francisco, quien tiene las siguientes fichas: 2/6, 2/3, 3/0, 0/1, 5/1, 5/6 y 4/6. Pues bien, el cuarto jugador en acatamiento, entre otras cosas del Criterio atinente a la “Colaboración que debe existir entre los integrantes de la pareja”, debe colocar el 2/6 “con pensada previa”, ya que tiene otro dos, el 2/3, y si bien es cierto que no tiene mayoría en el “palo” seis, inicia un “palo” por encima de la salida del contrario, de conformidad con el Principio atinente a “Castigar por encima la salida del contrario”, “palo” que de paso es su mejor argumento en ésta “mano”, e impide un “cuadro” a cuatro, que significaría un nuevo “pase” de Francisco, ya que el 4/6 lo tiene en su propia “mano”. No agota su único contra-argumento en el “palo” cuatro, el 4/6 que de paso, es el único de la pareja, ya que su compañero Francisco “pasó” sobre la salida. Al proceder así cumple y colabora con su propia “mano”, así como también colabora con el compañero, ya que no sólo se protege ante la fuerza de los contrarios en el “palo” cuatro, sino que protege al compañero, todo lo cual es propio de la “Colaboración que debe existir entre los compañeros de pareja”.

 

No hay que perder de vista, aunque suene a Perogrullo, que si uno de los miembros de la pareja domina la “mano”, los puntos capturados se anotan a los dos miembros de la pareja. Así mismo, si la “mano” es ganada por la pareja contraria, los puntos capturados se anotan a ambos miembros de la pareja contraria. El dominó no es un juego individual. Es un juego de equipo, de dos contra dos. Y en tal sentido, es imprescindible que los miembros de la pareja se comprendan, ayuden y protejan. Y para ello, es menester que cada uno conozca las fuerzas y debilidades del compañero en toda “mano”, en toda situación. De no ser así la ayuda se hace nugatoria. De no ser así deja de tener sentido el criterio a que se contrae ésta columna. De no ser así, la colaboración entre los integrantes de la pareja, se agota en las palabras. Se limita a ser un buen deseo. Ni más, ni menos.

 

 

Por: Ignacio Zaibert